viernes, 21 de diciembre de 2012

DE LAS NOVELAS A LAS TELENOVELAS


México es uno de los principales países consumidores y productores de telenovelas a nivel mundial. También es un país con índices deplorables en hábitos de lectura.

¿Qué tienen las Telenovelas que las novelas literarias no tengan?

Con éxito y con más de 50 años transmitiendo telenovelas en nuestro país, televisoras mexicanas siguen siendo el pan de cada día para millones y millones que se sientan a disfrutarlas constantemente. Desde sus inicios, las telenovelas y el padre de las mismas en México Emilio Larrosa fueron bien recibidos con altos ratings y sus discípulos han seguido con la misma estructura narrativa hasta la actualidad. Aunque suene raro, no han cambiado por mucho desde aquellos tiempos, claro está que los personajes, escenarios y conflictos cambian en cada una, estos aspectos físicos se modifican dependiendo la narrativa, pero en el interior, la esencia sigue siendo la misma desde las primeras hasta las actuales.
La estructura narrativa de una telenovela está conformada por diferentes puntos en los cuales se divide la historia. ¿No estas situaciones pasan en la mayoría de ellas? Un prólogo en dónde se dan a conocer los personajes incluyendo villanos y secundarios, así como su contextualización en la trama. Un desarrollo en dónde se da la relación entre protagonistas y el encuentro con villanos, introduciéndose una serie de conflictos y problemas que estos últimos les harán a los buenos/ personajes principales de la historia. Un aparente triunfo de la maldad y un final en dónde el contraste se hace notorio, el bueno/pobre/de noble corazón triunfa y el malo/villanos salen perdiendo, incluso con la muerte/cárcel el mismo día de  boda de los triunfadores en la historia.

Existen diferentes factores que, citándome personalmente, creo son los más importantes a la pregunta que nos hacíamos al principio, qué tienen las telenovelas y las novelas literarias no:
1) La Telenovela está al alcance de toda clase social y cubierta en la  mayoría del territorio   nacional por cadenas las principales cadenas de televisión.
2) Están estructuradas conociendo la psique del habitante de cada país en que se desenvuelven (Un mexicano de clase baja – media aspira a lograr todo aquello que la/el protagonista de su misma clase social logró, inclusive la boda feliz.
3) Disponibles en diversos horarios y diferentes canales.
4) Se muestra  la historia  - la narración con imagen y con personajes “modelo a seguir para la sociedad”


La posibilidad de abarcar cada rincón del país hace que las telenovelas se conviertan en una adopción a la cultura mexicana. Una tradición y una costumbre el sentarse a verla después de las 6 de la tarde (o antes para ver repeticiones del día pasado).
Librerías Gandhi y la OCDE aseguran que un mexicano pasa en promedio cuatro horas diarias frente al televisor y lee un aproximado de medio libro al año. ¿Qué nos quieren decir esos datos? Parece mentira, pero entran factores posibles a responder la pregunta, tales como la educación, la clase social y la tecnología son importantes en tema de lectura - televisión.

Desde chicos, la niñera de millones de mexicanos ha sido la tv, se prenden para ver la caricatura favorita y los padres de familia para la novela de mayor agrado. La tecnología y la llegada de la televisión a los hogares mexicanos han hecho que se pase de ser unos lectores del conocimiento a unos desconocedores visuales. Viene desde la infancia y sin duda es un fenómeno cultural el ver tanta telenovela y leer tan poca literatura. Es de profunda dificultad arrebatar aquello que ha permeado los hogares a través del tiempo y lo hemos vuelto parte de nuestras tradiciones actuales, tanto que hemos dejado en el pasado la lectura. Pero sin duda las posibilidades de ampliación del conocimiento que nos ofrece la literatura son extraordinarias:

1) Una novela literaria abre otro mundo y despierta la imaginación/creatividad.
2) Una novela no es la misma que otra en estructura, existen millones con narraciones totalmente diferentes a otras.
3) Enriquecen nuestro léxico, hábito por la lectura y pronunciación de palabras.
4) Es una distracción en las que por lo regular se deja un mensaje intertextual al finalizar la obra literaria.
5) En una novela literaria, el lector le pone cara, cuerpo, casa, vestimenta, paisaje, todo desde su perspectiva a las letras.
Estamos dejando atrás los objetos valiosos que enriquecen a nuestra formación y dejamos el campo abierto a la monotonía televisiva. El ser un país de medio libro al año no es digno de presumir, ni tampoco de agachar la mirada, es una cruda realidad.

No se puede llegar a la conclusión de que una telenovela es mala, por supuesto que no. Y no tiene por qué serla. Lo malo podría ser no abrirle espacio a nuevas posibilidades (nuevas para el mexicano promedio hablando en términos de lectura, porque los datos nos demuestran que no leemos) a nueva y antigua literatura. Una telenovela al igual que una novela son fuentes de distracción y entretenimiento, pero hay una distinción notoria en el final que nos dejan cada una como personas.
¿Qué pasa si un hombre todos los días ingiere grasas y azúcares en su cuerpo? A lo largo del tiempo las enfermedades y el aumento de peso se harán notorios. Claro está que todo cuerpo necesita de dulces para disfrutar (o entretener)  Pero cuando esto se repite todos los días, se hace notorio al paso del tiempo. Lo mismo sucede cuando dejamos que el organismo ingiera siempre la misma televisión solo que no se nota en físico, a nivel cerebral sí.

Exploremos otros mundos, en dónde nosotros le demos vida y cuerpo a todo. Sorprendámonos con fantásticos finales que las novelas literarias nos ofrecen.
 Las mejores novelas definitivamente no terminan en boda, terminan mejor.


Juan Antonio Anistro.
@antonioanistro1

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